Bien, ya nos conocemos a nosotros mismos, sabemos cómo hacemos lo hacemos, como lo vendemos, cuáles son nuestros puntos fuertes y por supuesto, en que somos más débiles. Gracias a ello tenemos una imagen real de nosotros mismos. Tenemos gran parte ganado pero aun nos queda camino para conseguir una “conciencia situacional” que nos permitirá saber de forma casi espontanea a donde queremos ir y como llegar a nuestra meta. Nos falta conocer a nuestra competencia/adversarios, saber cómo desarrollan las mismas actividades o similares a las nuestras, en que se diferencian con respecto a nosotras. ¿Tienen menos costes que nosotros? ¿Realizan un proceso más simple? ¿Por qué tienen mejor imagen que nosotros? ¿Venden más caro o más barato, más volumen o menos? ¿Cuál es su proceso comercial, que tácticas utilizan? ¿Es su estructura diferente a la nuestra, más eficiente o menos?...etc.
A primera vista puede parecer un obstáculo más la hora de entrar en “acción” y triunfar con nuestro producto o servicio en el mercado, pero tomarse estas molestias os ahorrará muchas sorpresas en momentos definitivamente inoportunos del desarrollo vuestro proyecto.
Si te conoces a ti mismo y a tu competencia, tienes una “conciencia situacional” que te dirá donde estas en la realidad en la que operas.
Si te conoces a ti mismo y a tu competencia sabrás la dirección en la que debes ir y con qué tipo paso.
Si te conoces a ti mismo y a tu competencia, no errarás el tiro, sentirás como a pesar de los obstáculos y adversidades te abres camino hacia tus metas y objetivos de una manera espontanea e imparable.
Si te conoces a ti mismo y a tu competencia, no dependes de otros ni de las circunstancias, sino que dispones de toda la información necesaria para actuar en consecuencia y mejorar para conseguir las metas que te propongas.
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